19.11.07

Viaje al mundo de Ana

A contrapelo del pronóstico, el sol estuvo de acuerdo con la idea. Tal vez por el sólo acto de nuestra fe en él, porque Ana tiene arreglos especiales con El de Arriba o por ambas cosas a la vez. La charla se escurrió ociosa entre las (finalmente las conozco!) anacauitas y los agapantos, el roble europeo y el americano, las salvias variopintas y las flores de las cuales (ay!) ya olvidé los nombres pero no el perfume y la gracia. "Podría contar la historia de cada una de ellas desde que eran un gajo", me dijo Ana mirando un árbol gigantesco y yo pensaba que si las plantas hablaran tendrían novelas completas para contar de esa familia que al lado de cada semilla plantó un poco de su historia. Estábamos las brujas de los jueves, pero también una corte de caballeros de lujo: el de la voz de gruta, el gigante de ojos azules, el que vino de lejos y el dueño de la comarca que bien podría andar por el mundo con una espada en una mano y una azada en la otra. Y los dos duendes, claro, que correteaban entre los canteros y se iban transformando a gusto, a veces en ballena o en tigre, otras en mono, en gato o inosaurio. La tarde corrió lenta al ritmo del buen vino de las dos orillas, la carne asada y los panqueques celestiales, el mate y el licor fabricado por (y con) Malicia. La literatura de Ana estaba ahí todo el tiempo. Pude comprobar con mis propios ojos que las palomas salen de verdad de las ventanas de la casa anaranjada, que las magnolias de verdad, parecen veleros y que cosechar morrones, visto el tamaño del campo, ciertamente es una tarea capaz de curar el mal de la tristeza. Con los otros ojos, los de adentro, comprobé también que la literatura puede ser una pócima poderosa que a veces se anima a escaparse de los bordes del papel y nos transforma en personajes -casi- tan reales como los que nos visitaron los jueves lluviosos de este año. Ah, sí. En el mundo de Ana eso también es posible.

3 comentarios:

Cecilia dijo...

¡Qué linda foto!
Y a cuál de todas más bella. Mujeres sabias y decididamente hermosas.

VESNA KOSTELIĆ dijo...

Ha visto, doña Kequel? Imagine nomás, entonces, lo que será la estampa del miércoles y el jueves juntos! Pronto, muy pronto...

Anónimo dijo...

Ay, esa Ana se merecía un fragmento especial para ella y su mundo. Y muchos!

Qué buenos títulos estás poniendo, en serio! Entre este y "Ciudad Dalila", me estoy empezando a preocupar de que no te estemos embretando en una etiqueta inmerecida.

Me encantó leerlo, no sólo vivirlo. Besos.

Visitantes, vayan a http://bitacoradeltaller.blogspot.com para leer textos de dicha Ana Arjona, mandamás del mundo vegetal y otras yerbas de la naturaleza