Si ha tenido un día
de porquería, pruebe con el siguiente ejercicio.
Conduzca por la rambla como
habitualmente lo hace pero, esta vez, evite el informativo y clave el dial en
una frecuencia romántica de calibre bizarro[1].
En pocos minutos emergerá del parlante una melodía como la que se adjunta más
abajo a modo de ejemplo[2].
Suba el volumen e inmediatamente empiece a intensificar el pensamiento en torno
a algún viejo amor del pasado[3].
Cuanto más lejano en el tiempo, más útil será. Asocie la idea del recuerdo de
esa persona que alguna vez quiso o lo quiso a usted, con la canción que escucha. Pasados
algunos segundos, abandónese a la emoción. Llore a discreción, según lo
requiera su estado o la duración del viaje. No se preocupe por la letra de la
canción; no es importante. Si usted realmente tuvo un día inmundo y realiza el
ejercicio de manera comprometida, verá cómo más o menos, cualquier canción del
estilo sirve para ilustrar el amor que usted eligió recordar. Si su pudor lo
demanda, puede subir la ventanilla. Relájese, llore, respire[4].
Luego de experimentar una corta pero intensa sensación de desdicha irreparable,
y en la medida en que la música cambie o
vaya llegando a destino, comience a regresar del estado de desconsuelo. Mire el
horizonte, suénese los mocos, cambie a la radio pública o apague el aparato.
Verá que, sin más, de pronto se siente inesperadamente
afortunado, que valora el lugar donde
vive y añora las minucias rutinarias que lo esperan al llegar. Si ha realizado
correctamente el ejercicio, se habrá instalado en usted la saludable idea de
que no todo tiempo pasado fue mejor; que usted ha tenido, efectivamente, un día de mierda, pero que ha habido peores, que ha estado rodeado de personas
más pusilánimes, más tóxicas o que lo han querido peor, y que aún así ha
sobrevivido.
Si el ejercicio ha sido realizado de manera cabal, entonces usted
sonreirá, estacionará frente a su casa, pensará en su día con cierto cinismo, en los otros con más piedad o indiferencia, y
en sí mismo como una persona con suerte; y, después de todo, se mirará en el espejo y se
dejará de pavadas.
[1]
Metrópolis, Aspen, FM 100, Azul: no importa el lugar del planeta donde se
encuentre, en su aparato habrá alguna señal de frecuencia modulada con este
nombre.
[2] Es
indispensable que la canción sea en español. El idioma portugués suele
distorsionar el ejercicio debido a su naturaleza jubilar; el inglés,
desconcentra y, a menos que se tenga un perfecto manejo del mismo, deja
librados a la imaginación estrofas que podrían ser vitales para el efecto
deseado. El alemán hace imposible la ejecución de la prueba.
[3] La
elección del recuerdo debe ser espontánea, aunque puede planificarse de
antemano su disponibilidad para estos casos. No conviene evocar grandes amores, al contrario.
Se sugiere recurrir al pensamiento de algún amor de esos que pudieron haberse diluido en
la coyuntura vincular de pequeñas mezquindades, bajezas y egoísmos; detalles todos que, pasados
los años, uno tiende a olvidar, dejando la aparente sensación de una pérdida
irreparable.
[4]
Tenga a bien no soltar el volante.
9 comentarios:
Es infalible.
Lo he aplicado con similares resultados en su versión más proletaria de: mp3 con audífonos + ventanilla de bondi + mirada tenazmente perdida en el horizonte (si el horizonte muestra una serie de casas de techo liviano al borde de la ruta, tanto mejor).
Lo intenté. Pero puse los "Toten Hosen" !!! Acto fallido.
Tu relato es una trampa del título al final..."ejercicio simple"...que te das cuenta que no lo era cuando has hecho pedazos el espejo y tenés que recoger los pedacitos...ja,ja..."Bruja como mi madre..." en eso no mentís, divina amazona. El cielo de Nueva York me hace extrañar más y más el azul de tus ojos..
Curioso, más que nada porque ya me había pasado algo así y me sorprendía a mi mismo llorando cual magdalena cuando en otras situaciones me había mantenido firme, como si no fuera conmigo.
Me pregunto si el nombre del blog ha influido de algún modo en la redacción de este post.
¡Genial, V.I! ¡Puta si lo habré hecho! Pero como bien sabés, no manejo y esta burbuja carece de rambla, así que me pierdo en el horizonte de mis montañas, sentada en el piso. Ya después, cuando me levanto, siento en el centro mismo del alma que más suerte no he podido tener.
¡Gracias, hermosa!
P.D: además, vivo en el Cantón de las Brujas. :-)
Gracias por los comentarios. Salud, querida K. y gracias por pasar. (Escazú no parece mal lugar para viajar en el tiempo a buscar la paz). Tenemos suerte, es verdad. Abrazo.
Indudablemente, grandes aportes de mejora!
Jaja, por las dudas, con Meat Loaf o con León, no te metas, que se arruinan! ;)
Acabo de descubrir este comentario. Qué lindo! Abrazo!
Publicar un comentario